viernes, 17 de abril de 2015

La colección musical de Hitler

*Artículo interpretativo

La colección musical de Hitler
Por Andrea López

Gestalt

Nuestros sentidos nos permiten percibir sólo una pequeña porción del mundo exterior. Nikola Tesla

A finales del siglo XIX, el filósofo austríaco Christian Von Ehrenfels introdujo por primera vez el término Gestalt, en su publicación En las Cualidades de la Forma (1890). Aunque este vocablo no tiene traducción exacta, usualmente se le entiende por “forma” o “figura”. El significado de Gestalt es ilustrado a cabalidad por la máxima de Kurt Koffka el todo es más que la suma de sus partes (la traducción original es el todo es la suma de sus partes).

La mente clasifica los elementos que capta a través de canales sensoriales como la percepción, la memoria o el pensamiento; la clasificación o codificación de los elementos es el todo y su contenido son las partes, sólo al tomar en cuenta a cada uno de los elementos como parte de un todo y no por separado entenderemos realmente el funcionamiento de la mente de un individuo.

Mediante la terapia gestáltica (creada por Fritz Perls, Laura Perls y Paul Goodman en las décadas de los ’40 y los ’50 del siglo XX), la psicología de la Gestalt se ocupa de la organización cognitiva y perceptiva de los estímulos sensoriales. Además, a través del estudio minucioso de la percepción y desenvolvimiento particular de un individuo, la terapia pretende guiar al paciente hacia la autorrealización.

Por otro lado, uno de los principios que caracteriza la corriente es el de la relación entre figura y fondo (planteado por los psicólogos Wertheimer, Köhler y Koffka a principios de 1910): el cerebro no puede interpretar un objeto como figura o fondo a la misma vez; la imagen del objeto dependerá de la percepción. Otro ejemplo es el principio de la simetría: las imágenes simétricas son percibidas como iguales, como un elemento único.

Según el principio de la experiencia, tanto la percepción como el sistema nervioso, desde el punto de vista biológico, se ha ido formando por el condicionamiento exterior, es decir, todo lo que el humano percibe es debido a un previo condicionamiento dado por las circunstancias de su existencia. El cambio de la percepción de un individuo podría transformar drásticamente su desenvolvimiento e interacción con el medio ambiente.

Los especialistas de la psicología Gestalt puntualizaron que los principios de la organización perceptual explican las percepciones visuales, auditivas, táctiles, más otros procesos como la memoria y el pensamiento.

Psicología musical

Así como los ojos están formados para la astronomía, los oídos lo están para percibir los movimientos de la armonía. Platón

La apreciación de la música obedece a la capacidad del humano para descubrir patrones de sonido e identificarlos en ocasiones posteriores. Sin la existencia de canales sensoriales que perciban el sonido no podría existir la música, por tanto, el consenso cultural sobre lo percibido variará dependiendo de las percepciones que la población haya tenido.

Howard Gardner define la inteligencia musical como la capacidad de entender y desarrollar técnicas musicales. La psicología musical es la disciplina que estudia los efectos psicológicos de la música sobre el ser humano. Este campo se ocupa de analizar la emoción musical, la memoria musical, las habilidades musicales, la percepción musical y la musicoterapia.

El sistema cognitivo básico de un individuo contiene una actividad cerebral comprendida en su coordinación motora; los sentimientos percibidos por el sistema determinan las características de sus habilidades musicales. Bajo este concepto, la capacidad de componer o interpretar piezas musicales depende, una vez más, de la percepción individual del sujeto que ha sido previamente moldeada por un seriado de experiencias.

Las actividades sensoriales, afectivas e intelectuales de la música se localizan en diferentes partes del cerebro; cada humano posee un cerebro diferente, que recoge en su estructura toda la historia personal, biográfica, genética, biológica, cultural y social, que lo ha moldeado y desarrollado diferenciándolo del resto. Tales factores determinan entonces el impacto  psicológico que imprimen las actividades de la música en un individuo.  

Al interpretar, componer, escuchar o concretamente, pensar y actuar sobre sonidos, la red de neuronas se amplía con una serie de conexiones únicas, distintas a todas las demás, que podrían definirse como los “engramas” o huellas dactilares a las que ha dado lugar la actividad musical.

Un ejemplo preciso para ilustrar el argumento es el llamado Efecto Mozart, hipótesis que surgió en la década de los ’90 en Estados Unidos tras una larga sucesión de investigaciones. La hipótesis sugiere que la exposición prolongada a sinfonías de Mozart induce un incremento considerable de la inteligencia, por corto plazo.

En 2003, un grupo de la universidad de California realizó un experimento para probar la veracidad del Efecto Mozart, la investigación fue publicada en la revista Nature, donde los intelectuales alegaban que diez minutos de una sonata de piano de Mozart bastaban para mejorar el razonamiento.

Cuatro años después, en 2007, un grupo de investigadores alemanes desmintió la teoría tras realizar un análisis a cerca de la literatura relacionada con la psicología musical, concluyendo que escuchar música no hace a una persona más inteligente.

Desde entonces se han realizado algunos experimentos en pacientes con enfermedades psiquiátricas que han mostrado mejorías al escuchar Mozart; de igual manera con madres embarazadas que oyen sonatas de piano durante el proceso de gestación, con la finalidad de avivar la creatividad de sus futuros bebés. Sin embargo, en todas las ocasiones este efecto ha sido tildado como placebo.

Al traer a colación un poco de lo leído sobre la psicología de la Gestalt podemos concluir que la percepción del individuo expuesto a la música de Mozart (y al entenderla como un todo) es lo que determina el efecto psicológico o la ausencia de este, es decir, el incremento de la inteligencia, potenciación del racionamiento o avivamiento de la creatividad.

La psicología musical es quizás la clave para entender el comportamiento humano, no sólo en el presente, también a lo largo de la historia. Detrás de cada guerra, genocidio o cualquier otro evento catastrófico intencionado, ha habido una figura, un líder cuyas acciones han sido, en un buen porcentaje, influenciadas por la música.

La colección musical de Hitler

En verdad, si no fuera por la música, habría más razones para volverse loco. Piotr Ilich Tchaikovski

En 2007, el diario inglés The Guardian reveló que Lew Besymenski, un oficial de inteligencia
soviético, encontró la colección de discos de la cancillería de Hitler en mayo de 1945, cuando se le ordenó realizar una búsqueda poco después de Berlín cayó al Ejército Rojo. Aproximadamente 100 discos de gramófono fueron empacados en cajas y marcados con la etiqueta Führerhauptquartier - HQ Führer.

Besymenski no mencionó la colección en su vida, cuando murió, a los 86 años, la colección se puso a disposición de la revista Der Spiegel. En un documento que dejó tras su fallecimiento Besymenski escribió "había grabaciones realizadas por las mejores orquestas de Europa y Alemania con los mejores solistas de la época me quedé asombrado de que los músicos rusos se encontraban entre la colección."

La pasión de Hitler por Richard Wagner es asunto sabido, sin embargo, la colección contiene obras de Tchaikovsky, Huberman, Rachmaninov y Borodin, a pesar de que Hitler declaró en Mein Kampf “nunca ha habido arte judío y no hay nada hoy (…) Las dos reinas de las artes, la arquitectura y la música, no ganaron nada con los judíos".

Además, expulsó a los músicos judíos y rusos de las salas de conciertos durante el Tercer Reich, afirma en Mein Kampf que no había la cultura judía independiente, y se refirió a los rusos como infrahumanos, sin embargo, al mismo tiempo, Adolf Hitler escuchaba su música en secreto.

La influencia de la ópera de Richard Wagner en Adolf Hitler es clara, Wagner fue antisemita, entusiasta de existencialistas como Schopenhauer y Nietzsche, de pensamiento político radical. Pero Hitler mantuvo una doble vida musical, oía Tchaikovski, que probablemente simbolizaba para él todo lo contrario a los ideales que caracterizan el nazismo.

Quizás esta otra faceta del dictador alimentó aún más su frustración, lo que a su vez avivo la necesidad de mantener en alto el régimen. El abuso de su padre y el vacío que le generaba la relación tempestuosa con su madre le concibieron una identidad débil  Hay teorías que apuntan a que, desde la niñez, ese vacío en la identidad de Hitler fue llenado con violencia.

Las artes siempre fueron su mayor sueño, a pesar de que no contaba con el apoyo de sus padres, Adolf probó suerte en la Academia de Bellas Artes de Viena, cada vez con peores resultados. Podría interpretarse que durante sus años de vida, debido al fracaso, Hitler se negó a aceptar una significativa parte de sí.

Por otro lado, varias piezas de Bronislaw Huberman, violinista judío expulsado de Alemania en el año 1933, también fueron encontradas en la colección de Hitler. Se dice que el Führer necesitaba música para calmar sus ansias, entonces ¿Qué efectos psicológicos generó la música de Huberman, Rachmaninov y Tchaikovski en él en contraste con la de Wagner? ¿Fue esto el detonante de la dictadura nazi?

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